Es amarte como a nada, reír hasta quedarme sin aire, llorar de alegría, sonreír cuando me miras... Es pararme un momento y darme cuenta de que eres lo más importante.

martes, 11 de agosto de 2015

Ahogamientos de madrugada.

Sentir que te falta la respiración, que te ahogas. Y gritar en silencio para que nadie pueda escuchar tus absurdeces. Y sonreir para que no te descubran.
Ahogarse por culpa de la realidad, por sus verdades y sus mentiras, por sus cales y sus arenas.
Estar mas rota que Roma, pero ser mas bonita que París, y aún así mandar todo a la puta mierda. Porque sí. Porque solo quiero ver una sonrisa verdadera en mi cara.
Estar harta de fingir, de vivir cuando sé que voy a morir. Qué absurdo...vivir para morir.
Y es que la ironia de la vida es esa; tener miedo a una sonrisa, sonreir en vez de llorar, ver y escuchar la realidad como un ciego y un sordo, gritar en silencio, soñar despierto...
Pero aún asi tienes que seguirla, porque aunque a veces sea una hija de la gran puta, hasta ella se siente sola a veces...Y ella, la vida, si que no tiene ninguna sombra que le acompañe.
Y sé que será lo mismo de siempre con Roma y Paris de por medio, pero es que son mis dos ciudades favoritas, y si la vida esta predestinada a ir hacia la muerte, antes de hacerle esa visita tendré que conocer mis desastres y ruinas, pero tambien mis virtudes.
Y hablando del tema, ¿quien es ese pequeño enemigo que se llama tiempo? Ya sabeis de lo que hablo; corre mas rápido que un rayo y que la luz, y con toda la puta tecnologia que se ha desarrollado a lo largo de estos siglos todavía no existe la eternidad, parar el tiempo para tan solo los buenos momentos, y compensar con mayor gravedad los malos recuerdos, que esos, tambien pueden ser tus enemigos. Porque suena muy bien una eternidad con los relojes parados, ah, si, son eso, relojes, con sus tic-tac que no paran a no ser que se hayan agotado las pilas. Pero yo tengo un reloj distinto a todos los demas, original; el truco esta  en no perder la infancia nunca, porque es una época que nunca muere, y yo sigo siendo la misma niña de la infancia que se dibujaba un reloj en la muñeca para pensar así que el tiempo no pasaba.
Y ahí, justo en esa epoca, pensaba que ser mayor era lo mejor y deseaba crecer, ahora daría lo que fuera por volver a esa época. Otra ironía de la vida.
Pero ahora, en estos tiempos, solo me queda seguir con mis ruinas como Roma, mirarme al espejo, fingir sonriendo y vivir pero sabiendo que ya estoy muerta..