Es amarte como a nada, reír hasta quedarme sin aire, llorar de alegría, sonreír cuando me miras... Es pararme un momento y darme cuenta de que eres lo más importante.

lunes, 12 de octubre de 2015

~Diario de un alma desolada.~

A veces el cielo también tiene días malos, nublosos...con ganas de llorar...Porque el sol se ha escondido; esta vez ha podido el sentimiento de tristeza que el de la alegría.
Y bien que lo ha conseguido, con relámpagos y truenos de por medio.
Asomarte a la ventana, ver ese cielo nubloso, con nubes ennegrecidas y pensar: "Por lo menos no soy la única que tiene un mal día y que esta a punto de llorar.".

Es verdad que hay quien dice que los sucesos malos ocurren para que pienses y te des cuenta de todos los buenos que has tenido, pero ¿tienen que ocurrir sucesos inmensamente destructibles? Esos que te ahogan, te arrastran hasta la parte más profunda de una cueva...esos en forma de torbellino y te dejan caos por dentro.

Pero que voy a contar yo, si ya no siento la menor tristeza ante cualquier cosa triste, ya me he convertido en algo neutro; será que me he acostumbrado a tantos desastres, y que encima me he convertido en uno de ellos.
En uno con microroturas llenas de rabia, decepción, miedo y duda.
Pero todo esto, ¿que mas da? Si yo ya supe que me había echado a perder el día que intenté intentar sacar de mi cabeza aquellos momentos que me hiciste pasar. Pero eso sería sacar los buenos, porque los malos en este caso, pesan más que los buenos, y por consiguiente, seria sacarte a ti de mi. Y no puedo estar conmigo y sin ti. A pesar de todo.

Solo espero que todo esto tenga una fecha de caducidad. Un cielo despejado. Algo para poder dar un suspiro de alivio...
Pero a quién voy a engañar, si la primera vez no ocurrió, la segunda tampoco, y a la tercera yo ya me había vencido.

Y he deseado volver atrás, y he mirado atrás, y ojalá nunca hubiese llegado al ojalá pudiese volver atrás. Sería engañarme a mi misma.
Y ya, la solución que me queda es
volver mi corazón de piedra; mi rostro de acero,
engañar y ser engañada, y morir: ¿quien sabe?
Somos cenizas y polvo.