Dejé que mi corazón se enamorase y mientras lo hacía tú te acercaste para recojerlo. Estaba oscuro y yo no había acabado, hasta que me besaste y me salvaste.
Mis manos eran fuertes, pero mis rodillas eran demasiado débiles para mantenerme en tus brazos y no caer a tus pies. Pero hay un lado de ti que nunca conocí, todo lo que dijiste jamás fue verdad y los juegos a los que jugaste siempre ganabas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario